jueves, 18 de septiembre de 2014

Las fiestas de Nuestra Señora del Portal de Belén

Ayer terminaron las fiestas de Villaviciosa. Me he abstenido y las he sufrido. Una pena que tengan tan poco que ver con lo que dicen celebrar. No soy de iglesia, secta o casta alguna; pero siempre he imaginado el pesebre como un lugar de acogida para un parto y me ha merecido mucho respeto. Las fiestas de Villaviciosa son un despilfarro de decibelios, de fuegos artificiales y de botellones. Han durado una semana y hoy había mucho silencio; la mayoría está de resaca, hasta que, no sé por qué, han vuelto a tirar coetes.
Hoy dos diarios me han publicado un artículo en el que trato de exponer mis inquietudes, pondré los enlaces al final; agradecería la lectura, los comentarios, la difusión, en el caso de que compartáis mi opinión de que necesitamos, urgentemente, una buena limpieza.
Lo mejor es que he vuelto a mi cuarta novela, que había abandonado desde hace ya demasiado tiempo y creo que mañana terminaré los arreglos del capítulo I de forma que minimice mis miedos y vuelva a dar pasitos, por pequeños que sean


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