sábado, 11 de octubre de 2014

Escalibur

Estaba muy preocupado por mi perro, Julen, hasta que hoy ha comido como Dios manda. Me he quedado muy tranquilo cuando he deducido que se trataba de una huelga de hambre, en protesta por la ejecución de Escalibur.
Quizá, es lo más probable, sean imaginaciones mías, o simplemente mi conciencia,  si aún existe. Tengo ya 10 capítulos de mi nueva novela y me faltan otros 10 para concluir antes del 21, fecha tope para participar en el concurso.
Sigo los informativos y debates, pero como la mayoría silenciosa, estoy curado de espantos; son tantos que lo de Escalibur se queda en mera anécdota, excepto para algunos pocos.
Estoy convencido de que Julen no ve la tele, que nadie espere delirios. Sí considero que alguien debería, de vez en cuando, obligarnos a pensar. Escalibur ha sido sacrificado por unas “autoridades” que buscaban víctimas para cubrir sus errores y han vuelto a equivocarse.

La huelga de hambre de Julen, al menos, me ha hecho comprender eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...