Ayer, a las 18’30, estalló la burbuja en la que he vivido el
último mes; el tren procedente de Cádiz, llegaba a Chamartín y subían mis
próximos compañeros de viaje con destino Gijón Desaparecieron las sonrisas,
Felizmente me quedaba la última; en el andén de Atocha. Me había dicho el revisor que
podría disponer de 10 minutos para que el pobre Julen, que viaja en bolsa
aliviara sus urgencias
-¿Dejó las “Cortes” ya?
-Era la dueña del hotel en el que me había alojado, una
noche, en Cádiz. Venía de otro coche del tren que me había traído.
- Me voy porque tengo que irme…
-Querer es poder.
No me dijo más y tampoco puso énfasis, se disculpó porque
ella no tenía el privilegio del directo
y tenía que correr al andén en que se encontraba el tren que la conduciría a su
destino”.
De mayor, me gustaría ser como ella, un buen gestor de un
negocio tan bonito como “Las Cortes de
Cádiz y atribuirme la habitación “Viva
la Pepa”, y en el que hay y tanta sonrisa y tanta paz.
No bastó la comida y la botellita de manzanilla que me había
preparado el cocinero. No es que mis
compañeros de viaje fueran desagradables, no es eso… Era como si se hubiera
acabado algo y empezara otra cosa, la vuelta, la gestión de mi presente.
Siglo XXI ha cumplido, como siempre, con la publicación de
los miércoles: http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/224271/carta-de-al-a-tani#.VMiq9keG9B0
Algo por lo que dar las gracias, como hago cada
día, en los entornos de la iglesia de la Oliva:
Estoy seguro que mis amigos de canarias no necesitan ser
nombrados, lo saben de sobra, me han ayudado a recuperar autoestima, también la sonrisa de la dueña de
Las Cortes de Cádiz me acompaña y bueno, creo que no tenemos que
perder el efecto de estos elementos en la continuación de este blog.
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