Ayer me quedé con hambre. Últimamente he leído varios
artículos que tratan del drama del escritor y lo sufro en mis carnes. Insisto,
sufrimos porque queremos.
Imagina que empezamos a abrirnos un poco. Es posible que
veamos vínculos o que sigamos sin verlos. Así es la vida, pero no nos
resignemos a seguir luchando en solitario, nos devoran los buitres.
Sin embargo estamos ante un negocio que puede funcionar con
pocas inversiones y riesgos. Basta con que un equipo se haga cargo de un
producto que tiene clientela para cubrir los gastos de producción. Como dicen
los franceses, no se trata de beberse la mar. El problema es encontrar los
socios.
Tenemos que salir de nuestra burbuja y eso duele… Lo sé y tú
también lo sabes.
Sigo empezando mi quinta novela y tratando de promocionar
las tres publicadas, sigo sin saber nada de la publicación de la cuarta y sigue
lloviendo. Os he ofrecido mi obra gratis y solicitado un “me gusta”, un RT o un
comentario. También me he comprometido a actuar de la misma manera. No ha
funcionado, es lo que hay. Me parecía la forma más fácil…
Están las otras facetas; el trabajo en equipo, la calidad,
la financiación y el proyecto de negocio son mucho más fáciles, teniendo en
cuenta que se recupera la inversión, bastante reducida, por cierto y que todo
el proceso es transparente. Estamos promocionando, a bajo costo, un proyecto competitivo
en un mercado reducido, que es el objetivo de la fase.
Todo iría sobre ruedas si encontráramos el grupo y el
capital necesarios. Ese y no otro es el drama del escritor, nuestro drama, si
lográramos salir lo encontraríamos. Imagina…
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