No es que me ponga pijo; el refrán ha llamado mi atención y
lo supongo utilizado en entornos muy concretos. Pero viene al caso,
especialmente cuando constatamos que la crisis está cebándose en los canales tradicionales
del libro y éste está cayendo en manos de los poderosos que controlan las
“pantallas” a las que me refería en el artículo del lunes.
De poco nos sirve Imagenio o Canal Satélite Digital; es lo
mismo, los mismos componentes, que se repiten y repiten. Es lo más cercano al
“Pensamiento Único” o al “Fin de la Historia” de lo que tanto hemos oído
hablar.
No podemos competir con los grandes, pero, como ya he
indicado en mis comentarios precedentes, somos un sector afortunado para
encontrar alternativas y para atajar la sangría. Hay libreros amantes de los
libros que pueden subsistir si satisfacen las necesidades de sus clientes
amantes de los libros, hay autores, correctores y todo tipo de agentes
involucrados con la edición y con la promoción, que también amamos los libros y,
hay lectores.
¿Qué pasa? Estamos
atrapados en las “pantallas” y no nos vemos. No lo haremos mientras no salgamos
de eso. Dejemos de lamentar nuestras desgracias y de caer en las redes de los embaucadores. De
nada sirve la presencia de libros en catálogos o explotar a nuestras familias y
amistades, si no hay focos. Otra cosa sería si nos moviéramos en escenarios en
los que pudiéramos intervenir, menos impactantes, pero mucho más reales.
No se necesita de mucha finanza para sacar libros, la “numisma” que
necesitamos es otra, esa capacidad de captar amantes de los libros, creadores,
consumidores y promotores, reunir esos versos sueltos, hacer pensamiento e
historia, que el primero no es único y la última no tiene fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario