miércoles, 16 de marzo de 2016

Nuestra cita de los miércoles

Pese a los esfuerzos, no he conseguido concluir escrito alguno desde el miércoles pasado. Hoy no puedo escapar a nuestra cita, gracias amig@.
Es como si estuviera renaciendo y estuviera reuniendo fuerzas para asumir mi responsabilidad de mi propia vida. Antes mi perspectiva era cortoplacista y me aferraba a la producción frenética. Ahora soy demasiado selectivo. Es incómodo, pero tengo que superarlo.
Estoy atrapado en el cerebro de una niña precoz, pero de cuatro años, metida en las intrigas del Versalles de la Maintenon, el de la mojigatería. Tengo muy claro el proyecto de mi sexta novela. No me sirve lo que he escrito y llevo una semana empezando y suprimiendo. No he sido aún capaz de meterme en el cerebro de esa niña, que es la autora del primer capítulo del diario. Me pasa algo parecido con los intentos de escritura de artículos de opinión. Sé muy bien lo que quiero decir, pero no encuentro la manera de decirlo.
Espero superar pronto esta crisis, pero tengo que pasarla. No me quedan las prisas que antes me empujaban y tengo que empujarme yo solito, porque no pienso permitir que la autocrítica devore mi creación: necesito agarrarme a escritos; hechos y a tener algo que agradecer cada día en la materia. He pensado en imponerme dos páginas de novela y algún artículo de opinión. Pero, de momento solamente he mantenido esta cita. Un grano no hace granero, pero ayuda.

Te lo quería contar, porque sé que te importo y porque sé que te alegrarás de haberme ayudado. No podía faltar a esta cita y he burlado las murallas de mi feroz autocrítica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...