sábado, 30 de mayo de 2015

Mi artículo de hoy

Casandra

Esperanza Aguirre, Yolanda Barcina y Ana Palacios, entre otros, representan a Casandra en la actualidad. Es una mala tragedia griega inadmisible en el contexto.
 Casandra sabe que se producirán los desastres de la Guerra de Troya, del asesinato de Agamenón y de su propia perdición, pero no puede hacer nada para evitarlo; se lo impide Apolo. Aquella está muy presente en la actualidad española, interpretada por Esperanza Aguirre, Yolanda Barcina, Ana Palacio, el ministro de Interior, ciertos empresarios….Presagian horrores tras los resultados de las recientes elecciones que han dado más poder del que estiman se debiera a las “fuerzas del mal”, la decisión tomada por los votantes es su Apolo.  Echo en falta la presencia del último en  los escenarios que nos imponen y sin pretender ser su voz, me sitúo en la perspectiva que justifica la impotencia  de Casandra.
Cualquiera de las Casandras presentes en la actualidad se desacredita al considerar que las instituciones han legitimado partidos maléficos. Es difícil comprender que se pase por alto tal violación de la democracia que ya era patente en la precampaña y la campaña, como señalé en “La abstención en cuestión”.
Los augurios suenan terribles, invocan las amenazas de los regímenes de Hitler, Stalin, ISIS, Venezuela, Argentina ETA o el caso griego. Es, cuando menos, curioso que la base argumental sea la premisa de la posesión de la democracia de las, los augures; el resto es una tautología. No es serio que las elecciones y las negociaciones para constituir los nuevos poderes se vean impactados por discursos que afectan los procesos y no están fundamentados. Apolo desactivaba la influencia de Electra, los medios de comunicación potencian las interpretaciones de las actuales Casandras.
Si nos fijamos en las mismas, el descrédito es aún mayor. Todas/os  ellos abusan y se benefician  del poder y los augurios de los resultados de las últimas elecciones no les son favorables. Hay más, los abusos de poder están implicados en causas que nos afectan gravemente, como son los casos del rescate bancario por la mala gestión de las Cajas de Ahorro, por la corrupción o por la obstinación en defender la mentira de la potencia iraquí en armas de destrucción masiva.
Resulta patético que Ana Palacio mencione el peligro de ISIS, cuando esta fuerza surge de la destrucción de los Estados, en la que ella participa tan activamente, no solamente en su encarnada defensa de la destrucción de Irak, sino también como vicepresidenta de Areva, la empresa semipública francesa que explota el uranio en minas a cielo abierto, sin protección alguna para sus trabajadores desprotegidos por  Estados fantoches.

Lástima que los “hacedores de opinión no se fijen en esos detalles. Lástima que nadie haga nada, por estar tan ocupados por los escándalos, la frenética destrucción de documentos o la salida de la Pantoja.

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