viernes, 9 de junio de 2017

Nuestra cita cotidiana

Mi hermana Fidelia y el Ocaso de la U-27

En nuestra cita cotidiana del 6 de junio, Carlos se mostraba preocupado   por mi ausencia,  e  insistía: Iris tendrá que explicar lo que sintió ella”, al ser rechazada en la  Aplicación

A mi corta  edad de 9 años  no disponía  de voz, ni de voto. Mi único fin era complacer a mi madre; ella,  una mujer tenaz, inteligente, disciplinada y autoritaria en la crianza de sus hijos, tomaba las decisiones. Mi padre intervenía poco. Ese día comprendí la diferencia de clases sociales, me sentí un ser inferior. Parece  sarcasmo ¿no? Había asumido la discriminación de las élites por el “pecado” de vivir en el campo.

A los 4 años, 1978, me encontraba sentada en un pupitre en el salón de  la casa. Multiplicaba decimales. Al lado,   mi hermanita Fidelita,    10 años mayor, yacía en una cama clínica. Mi madre padeció de rubiola durante el embarazo. El feto fue dañado y desde que nació Fidelita estaba condenada al silencio, la inmovilidad y la dependencia. Necesitaba atención las 24 horas del día.

Mi madre decidió no tener más hij@s, tenía cuarenta años, y optó por el ligamento de trompas. Algo falló  y  quedó embarazada de mí, su última y cuarta hija, no deseada. Al nacer rechacé la leche materna, la devolvía. Quizá había nacido queriendo irme pronto. Gracias a los cuidados de mi madre y a  leche de cabra y  de vaca, sobreviví.
Sentía ganas  de ir al baño; se  me prohibía hacerlo hasta que no culminara las tareas asignadas. Si no acataba ordenes tendría zurra zapatera. Empecé a advertir que podía   terminar las obligaciones antes de lo esperado; así tendría más tiempo para saltar  de monte en monte; razón por la que mi padre me llamaba  la grilla. También me apodaban la flaca vitola. Mi madre decidió que era hora de matricularme en la escuela; ya no  podía controlarme en casa, necesitaba tiempo para cuidar  a  mi hermana discapacitada.

La Unidad Educativa  Palo Gordo  me aceptaba en primer grado. Transcurrió una  semana y llamaron a madre: “su hija  no tiene nada  que  aprender en este nivel, podemos hacer que ingrese a tercero  o cuarto  de primaria, usted decide”. Me inscribieron en tercero, era una pequeñaja de 4 años y medio con compañeros de 9 y 10 años, yo solo quería jugar  con los niños de primero o kindergarten.

Finalizo la lectura de “Nuestra cita cotidiana”. Comparto cuando Carlos escribe  “Entre nosotros hay mucho respeto y no quiero entrar en arenas movedizas “. Siempre tan amable ¿Cómo no quererlo?

No olvido lo prometido os contaré el ocaso de la U-27

Abril de 1998. El movimiento estudiantil U-27 crecía como la espuma; de los 27 miembros fundadores  pasó a 2800, y se unieron los profesores  del círculo académico. En un año habíamos cumplido casi  todas las peticiones  que nos exigía el estudiantado; se implantó la cena en el comedor, conseguimos  más libros para la  biblioteca, más rutas de  transporte, mejora del  seguro médico etc.
Pero había puntos en discordia con las autoridades: aumentar el monto y número de becas salarios para los alumnos y construir una residencia estudiantil.
Pedía  paciencia a mis compañeros,  sabía que era cuestión de tiempo y de negociación.
Al movimiento llega Milli  una  estudiante colombiana de último de carrera de ingeniería industrial. Había obtenido refugio en Venezuela porque la guerrilla  la había amenazado de secuestro. El movimiento la arropó y la hizo un miembro más. Era  una muchacha    muy colaboradora, carismática  y al parecer de  familia muy pudiente bogotana.

Para mí fue un alivio. Su participación  me aligeraba  responsabilidades. Iniciaba mi tesis de pregrado para optar al título de ingeniero superior industrial  y necesitaba tiempo. Omar Quiroz mi noviecito durante dos años me planteó, en una reunión íntima de su familia que entre nosotros no había química; solo amistad, compañerismo y lealtad. Culminó el noviazgo de mutuo acuerdo, sin dramas. Ya contaba con 23 años y seguía inmaculadamente virgen.

Finalizaba junio  y Milli estaba muy integrada al movimiento. Por accidente escuché una conversación telefónica cuando me encontraba en el baño de mujeres del edificio A:

-         Mi verraco ellos no sospechan nada, nada

Milli  se percató de mi presencia y cortó la llamada.

Douglas, el ideólogo de los U-27, me me aconsejó unos días después que desconfiara de ella.  Solicité  al jefe de control de estudio su expediente académico. Todo estaba en orden: sus calificaciones muy altas, en particular en la asignatura  de mecánica de fluido, unas de las más  complejas en ingeniería.
Almorzando en el comedor entablé una conversación de teorías básicas de termo fluidos, ella estaba perdida no se enteraba. ¿Cómo una estudiante con sobresaliente en mecánica de fluidos no conocía sus principios básicos?            ¿Milli era  una farsante? ¿Quién era esta mujer?  ¿Ese expediente académico era falso o suplantaba a alguien?

Empecé  a alertar que algo raro sucedía. Nadie me creía, me tildaron de paranoica; en 4 meses Milli había comprado y seducido  al movimiento.

Ella  se jactaba de  su buena posición  económica, siempre brindaba  almuerzos y todas las rondas de cerveza al nutrido grupo.Les regalaba ropa, colonias etc.

A mediados de Julio,   un martes, se convocó en  la mañana   una reunión extraordinaria para informar que las autoridades no aceptaban el aumento de  las becas salarios y  la residencia  estudiantil.

Milli propuso  secuestrar a las autoridades, Douglas, Mari, Omar y yo no compartíamos esa propuesta. Se sometió a votación, ganó la propuesta   de Milli.
 
En la tarde del martes,  los 4 fantásticos redactamos la renuncia  al Movimiento U-27, se consignó en el Centro de Estudiantes  y en el Decanato de Estudios.
No compartíamos el uso de la violencia para reivindicar  Derechos Legítimos.

El  miércoles,  a las 12 del mediodía, el grupo U-27 secuestraba violentamente  a las autoridades en reunión de Claustro, golpearon al Rector, encadenaron  el edificio administrativo, quemaron una  unidad de transporte etc. El secuestro duró hasta las 6 de tarde del día jueves.

Mediaron los profesores  y la fuerza policial actuó. El  viernes, el claustro se reunió: disolvieron el Centro de Estudiantes, el movimiento  U-27 y expulsaron  de la Universidad
cerca de 200 estudiantes. Se convocaron  elecciones estudiantiles
Sí,   pulverizaron el movimiento de la Unión 27

Estoy segura que los partidos Acción de Democrática y Copei infiltraron a Milli; el objetivo: liquidar el avance de cualquier movimiento de izquierda en la Universidad.


 Yo preparaba maletas para viajar a Cuba a un congreso de ingeniería industrial.

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